martes, 16 de diciembre de 2014

PRÓTESIS DE RODILLA





-          ¿Qué es?



La prótesis es una sustitución quirúrgica de las superficies articulares por otras de metal, que se suele hacer cuando el deterioro del cartílago limita la vida normal, interfiriendo, principalmente, en la capacidad de caminar. Se realiza separando los músculos y ligamentos, hasta llegar a la cápsula articular, que expone al interior de la articulación. 
 
En el caso de la rodilla, se quitan los extremos alterados por el desgaste del fémur, de la tibia y, en muchas ocasiones, de la parte posterior de la rótula. Por lo que se eliminarán parcial o totalmente la superficie dañada de la articulación.

 Para recubrir el fémur se pone un componente metálico y para la tibia se usa también un componente plástico de polietileno de alta densidad. Si es necesario a la rótula se le pone un botón de plástico. La fijación, de las partes metálicas y plásticas, a los extremos de la articulación se consigue con cemento óseo (metil-metacrilato). Los componentes se anclan al hueso sano en la zona donde se ha extirpado el cartílago enfermo. 

 










 










-          ¿Cuándo se puede poner?



Esta herramienta no está indicada para todas las patologías. Se recomienda ponerla a pacientes con alteraciones severas.

 

Aunque se puede poner en raras ocasiones a gente joven, la edad mínima es de unos 60 años.



Para considerar implantar una prótesis se deben tener en cuenta ciertas circunstancias:



-          Dolores diarios.

-          Dolor severo que limita las actividades diarias (trabajo, subir escaleras, vestirse).

-          Dolor intenso por las noches que le impide dormir toda la noche.

-       Dolor perdurable después de la toma de antiinflamatorios, el uso de muletas, la reeducación y la rehabilitación.

-          Rigidez en la rodilla.

-          Inestabilidad.

-          Grandes deformidades.

-          Desgaste importante de la rodilla u otros signos similares.
 


El médico realizará una evaluación ortopédica para decidir si implantarla o no:


-       Antecedentes médicos: su cirujano ortopédico reunirá información de su salud general y le preguntará sobre el grado de dolor de su rodilla y su capacidad para funcionar.

-          Un examen físico: esto evaluará la movilidad, estabilidad y fortaleza de la rodilla, y la alineación global de la pierna.

-          Radiografías: estas imágenes ayudan a determinar el grado de daño y deformidad en su rodilla.

-          Otros exámenes: ocasionalmente exámenes de sangre, o estudios avanzados con imágenes como una resonancia magnética (MRI), pueden ser necesarios para determinar la condición del hueso y tejidos blandos de su rodilla.


Como con cualquier otra prótesis, para ponerla se guían por el “cuanto más tarde mejor”, ya que la prótesis está sometida al movimiento y, por lo tanto, a desgaste, por lo que con el tiempo las prótesis se recambian.


La cirugía de recambio es más agresiva y tiene peores resultados; así que cuanto más tarde se ponga, menores serán las probabilidades de tener que cambiarla.



Es importantísimo, que antes de operar agotemos todas las medidas conservadoras para paliar el dolor, porque una vez realizada la operación ya no hay opciones de volver a la situación previa.


No debemos tener prisas a la hora de decidir implantarnos una prótesis.



-          ¿Qué mejora la prótesis?



Con la colocación de la prótesis el médico pretende, sobre todo, aliviar el dolor, pero no se puede proceder a una reincorporación a la actividad deportiva o a trabajos pesados, evitando actividades que supongan una sobrecarga para la rodilla. Sin embargo, sí que se podrán recuperar las actividades de la vida diaria.


 







-          ¿Qué riesgo conlleva?



Los resultados de las artroplastias de rodilla suelen ser excelentes, pero también tienen sus riesgos.



Las complicaciones no suelen presentarse durante la operación, sino después, ni están directamente relacionadas con la rodilla.



Los principales problemas son:



-          Infecciones urinarias y respiratorias.

-          Coágulos en las venas de la pierna (trombosis) o en los pulmones (embolias).



Es importante saber que las infecciones en la prótesis se pueden producir a lo largo de todo el tiempo que se lleve, pudiendo aparecer a los pocos días, semanas o después de 5 años. Si apareciera se tendría que cambiar la prótesis, ya que las prótesis son metálicas y los antibióticos no tienen eficacia en materiales inorgánicos.



Para disminuir estas posibilidades se usan antibióticos y anticoagulantes antes y después de la intervención.

 

Si la operación no ha tenido existo pueden aparecer:



-          Dolor de rodilla.

-          Despegamiento de los componentes de la prótesis.

-          Rigidez.

-          Infección de la rodilla.

-          Problemas con los implantes.

-          Lesión neuro-vascular.

-          Rotura o perforación del hueso.

-          Luxación.

-          Trombos.



Es preciso evitar las caídas, sobre todo, las primeras semanas después de la operación, ya que pueden dañar la rodilla nueva o romper algún hueso.



También es importante informar al dentista del remplazo de rodilla, porque para evitar infecciones, antes de cualquier cirugía dental deberá tomar antibióticos.



Cuando hay que operar y retirar la prótesis se produce rigidez y un acortamiento de varios centímetros de la pierna, pero que con la ayuda de muletas y de un alza o tacón se vuelve a andar de forma confortable.



-          ¿Cuánto duran las prótesis?



Generalmente, si no hay ninguna complicación, duran unos 15 años.



El mayor problema que se presenta es el despegamiento de los componentes y el desgaste de las piezas y de los huesos.



Los inconvenientes relacionados con estos aparatos son el peso corporal y la actividad, por lo que a los jóvenes y a las personas con sobrepeso no es recomendable ponerlas, ya que reducirán su tiempo de duración.



Una prótesis dolorosa y aflojada puede no necesitar una segunda operación para cambiarse, porque sus resultados suelen ser peores y hay más riesgos de complicaciones.



La segunda prótesis no suele durar más de 10 años y precisa de un nuevo remodelamiento del hueso.



Cada vez que se recambia la prótesis, la nueva articulación dura menos que la anterior y  es necesario cortar hueso, por lo que una vez que se llegue a la inserción del tendón rotuliano no se podrá seguir remodelando el hueso y, por lo consiguiente, no se podrá volver a implantar una prótesis.



Cuando se llega al punto de no poder poner la prótesis, se realizará una artrodesis de rodilla, que consiste en la fusión del fémur y de la tibia. Esta fusión impedirá que la rodilla se flexione, por lo que permanecerá siempre en extensión.



-          ¿Qué se debe hacer antes y después de la operación?



Como no podía ser de otra manera, los temas que tratamos en este blog tienen que ver con la fisioterapia, por lo que el paciente antes de la operación debería acudir a un fisioterapeuta.



Se tiene que mantener un buen estado físico e incrementar la fuerza de los brazos y el tronco. También realizará ejercicios respiratorios: tomando aire por la nariz, manteniéndolo unos segundos y expulsándolo lentamente por la boca; tosiendo. Estos ejercicios se realizan para remover el exceso de secreciones que pueden depositarse en sus pulmones durante la operación.


El éxito de su cirugía dependerá en gran medida de cómo siga las instrucciones de su cirujano ortopédico en su casa durante las primeras semanas después de la cirugía.

Tras la operación es necesario mover continuamente los dedos de los pies y el tobillo, para prevenir posibles trombos. Se realizaran ejercicios isométricos del cuádriceps, apretando la rodilla contra el colchón. También debe seguir haciendo los ejercicios respiratorios.

Tras la operación es necesario mover continuamente los dedos de los pies y el tobillo, para prevenir posibles trombos. Se realizaran ejercicios isométricos del cuádriceps, apretando la rodilla contra el colchón. También debe seguir haciendo los ejercicios respiratorios.



El fisioterapeuta informará al paciente sobre los ejercicios y precauciones que debe tomar. Estos suelen causar incomodidad, pero no deben provocar dolor. Para reducir las molestias puede aplicar hielo alrededor de la rodilla durante unos 10-15 minutos al terminar los ejercicios.



La evolución general, el grado de dolor, los controles radiográficos y las condiciones de la herida determinarán el momento de iniciar la marcha con apoyo de la extremidad.



Es recomendable marcarse unas metas, como podrían ser:



-          Subir y bajar solo de la cama.

-          Caminar con ayuda de apoyos de forma independiente sobre una superficie plana.

-          Subir escalones con ayuda de apoyos.

-          Realizar en casa los ejercicios que manda el fisioterapeuta.

-          Doblar la rodilla en ángulo recto o como máximo 100º.

-          Estirar al completo la rodilla.



Para ello realizaremos ejercicios isométricos del cuádriceps, ejercicios para mejorar el recorrido articular de la rodilla día a día.



Se deberá hacer una rehabilitación post-operatoria para conseguir la funcionalidad de la articulación.



La mayoría de las actividades normales de la vida diaria normalmente se pueden retomar en unas 3 a 6 semanas después de la cirugía. Es común sentir un poco de dolor con la actividad y en la noche durante varias semanas después de la cirugía.


La recuperación completa dura entre 3 meses y un año.



BIBLIOGRAFÍA








 





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